Los discípulos se multiplicaron grandemente en Jerusalén. La palabra de Dios creció, y muchos de los sacerdotes obedecieron a la fe. Esteban, lleno de fe estaba realizando maravillas y milagros entre el pueblo. Muchos estaban airados, porque los sacerdotes estaban abandonando sus tradiciones, los sacrificios y las ofrendas, y estaban aceptando a Jesús como el gran sacrificio. Esteban, con poder de lo alto, reprobó a los sacerdotes y a los ancianos y exaltó a Jesús delante de ellos. Estos no pudieron resistir la sabiduría y el poder con los cuales él habló, y como se dieron cuenta de que no podían vencerlo, contrataron hombres para que juraran falsamente que lo habían oído hablar palabras blasfemas en contra de Moisés y en contra de Dios. Instigaron al pueblo en contra de Esteban, y usando falsos testigos, lo acusaron de hablar en contra del templo y de la ley. Testificaron que lo oyeron decir que ese Jesús de Nazaret destruiría las leyes que Moisés les había dado.
Todos los que se sentaron en juicio en contra de Esteban vieron la luz de la gloria de Dios reflejarse en su semblante. Su rostro fue iluminado como la faz de un ángel. Se levantó lleno de fe, y, comenzando desde los profetas, los llevó al advenimiento de Jesús, su crucifixión, su resurrección y ascensión, mostrándoles que el Señor no mora en templos hechos de manos. Ellos adoraban el templo. Cualquier cosa que se dijera en contra del templo los llenaba de una indignación mayor que si fuera dicho en contra de Dios. El espíritu de Esteban fue conmovido por santa indignación mientras les increpaba por ser tan malvados e incircuncisos de corazón. Siempre resistís al Espíritu Santo, les dijo. Observaban las ceremonias externas, mientras que sus corazones eran corruptos y estaban llenos de maldad. Esteban les recordó la crueldad de sus padres al perseguir a los profetas, diciéndoles: Habéis matado a los que antes anunciaron la venida del Justo, del cual vosotros ahora habéis sido los traidores y asesinos.
Los principales sacerdotes y los dirigentes se llenaron de ira al escuchar las claras y penetrantes verdades, y se precipitaron contra Esteban. Una luz celestial resplandeció sobre él, y puestos los ojos en el cielo, tuvo una visión de la gloria de Dios y ángeles estaban a su alrededor. Él exclamó: He aquí veo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre que está a la diestra de Dios. El pueblo no quería escucharlo. Dando grandes voces, se taparon los oídos y todos a una arremetieron contra él y echándolo fuera de la ciudad lo apedrearon. Y Esteban puesto de rodillas clamó a gran voz. Señor no les atribuyas este pecado.
Vi que Esteban era un poderoso hombre de Dios, levantado especialmente para llenar un lugar importante en la iglesia. Satanás se regocijó cuando fue apedreado, porque sabía que los discípulos sentirían grandemente su pérdida. Pero el triunfo de Satanás fue corto, porque había uno en medio de esa compañía a quien Jesús se le revelaría. Aunque él no tomó parte en el apedreamiento de Esteban, sin embargo consintió en su muerte. Saulo era celoso en su persecución de la iglesia de Dios, siguiéndolos y arrestándolos en sus casas, y entregándolos a los que los matarían. Satanás estaba usando a Saulo de una manera efectiva. Pero Dios puede quebrantar el poder del diablo y liberar a quienes él lleva cautivos. Saulo era un hombre educado, y Satanás estaba usando sus talentos triunfalmente para llevar adelante su rebelión en contra del Hijo de Dios, y de aquellos que creían en él. Pero Jesús seleccionó a Saulo como un "instrumento escogido" para predicar su nombre, para fortalecer a los discípulos en su obra, y para que lograse más que simplemente ocupar el lugar de Esteban. Saulo era muy estimado por los judíos: Su celo y su erudición los complacía, y aterrorizaba a muchos de los discípulos.
Favor hacer referencia a: Hechos capítulo 6-7.
No hay comentarios:
Publicar un comentario