La Gran Apostasía - Capítulo 17

Se me mostró el tiempo cuando los idólatras paganos persiguieron cruelmente a los cristianos y los mataron. La sangre fluyó en torrentes. Los nobles, los sabios y el pueblo común fueron igualmente asesinados sin misericordia. Familias adineradas fueron reducidas a la pobreza porque no estaban dispuestas a renunciar a su religión. A pesar de la persecución y de los sufrimientos que esos cristianos soportaron, se negaron a rebajar sus normas. Mantuvieron pura la religión. Vi que Satanás se alegraba y triunfaba acerca de los sufrimientos del pueblo de Dios. Pero Dios miraba a sus fieles mártires con gran aprobación, y los cristianos que vivieron en ese terrible tiempo eran muy amados por él porque estaban dispuestos a sufrir por su causa. Cada sufrimiento soportado por ellos aumentaba su recompensa en el cielo. Pero aunque Satanás se regocijaba porque los santos sufrían, aún no estaba satisfecho. Quería el control de la mente tanto como del cuerpo. Los sufrimientos que esos cristianos soportaban los acercaron al Señor, y los indujeron a amarse los unos a los otros, y a tener un mayor temor de ofenderlo. Satanás deseaba llevarlos a desagradar a Dios; entonces perderían su fortaleza, valor y firmeza. Aunque miles de ellos fueron muertos, otros se levantaban para llenar su lugar. Satanás vio que estaba perdiendo a sus súbditos, y a pesar de que sufrían persecución y muerte, quedaban asegurados para JesuCristo, para ser los súbditos de su reino, y él trazó planes para pelear de una manera más exitosa en contra del gobierno de Dios y para derribar a la iglesia. Condujo a los idólatras paganos a que aceptaran parte de la fe cristiana. Estos profesaron creer en la crucifixión y en la resurrección de Cristo, sin experimentar un cambio de corazón, y se determinaron a unirse a los seguidores de Jesús. ¡Oh! ¡Cuán terrible peligro para la iglesia! Fue un tiempo de agonía mental. Algunos pensaron que si rebajaban las normas y se unían a esos idólatras que habían aceptado una porción de la fe cristiana, ese sería un medio de lograr su conversión. Satanás estaba tratando de corromper las doctrinas de la Biblia. Finalmente, vi que se bajó el estandarte y que esos paganos se unían con los cristianos. Habían sido adoradores de ídolos, y aunque profesaban ser cristianos, trajeron consigo la idolatría. Cambiaron solamente los objetos de su adoración a imágenes de santos y aun la imagen de Cristo y de María, la madre de Jesús. Gradualmente, los cristianos se unieron a ellos, y la religión cristiana se corrompió, perdiendo la iglesia su pureza y su poder. Algunos se negaron a unirse con ellos y estos preservaron su pureza y adoraron solamente a Dios. No estaban dispuestos a inclinarse ante ninguna imagen de cosa alguna que estuviera en el cielo, o abajo en la tierra.
Satanás se regocijó por la caída de tantas personas, y luego incitó a la iglesia apóstata para que obligara a los que querían preservar la pureza de su religión, a que se sometieran a sus ceremonias y a la adoración de imágenes o de lo contrario recibiesen la muerte. Los fuegos de la persecución se encendieron nuevamente en contra de la verdadera iglesia de JesuCristo, y millones fueron muertos sin misericordia.
Eso me fue presentado de la siguiente manera: Una vasta compañía de idólatras paganos llevaba un estandarte negro sobre el cual habían figuras del sol, de la luna y de las estrellas. El grupo parecía muy feroz y airado. Entonces, se me mostró otra compañía llevando un estandarte puro y blanco, y sobre éste estaba escrito: Pureza y Santidad al Señor. En sus rostros se observaba una firmeza y una resignación celestial. Vi a los idólatras paganos acercarse a ellos, y se produjo una gran matanza. Los cristianos desaparecieron delante de ellos, y sin embargo, el grupo cristiano estrechó sus filas aún más, y sostuvo la bandera más firmemente. A medida que muchos caían, otros se reunían alrededor del estandarte y llenaban sus lugares.
Vi la compañía de los idólatras consultando el uno con el otro. Habían fracasado en hacer que los cristianos cedieran, y convinieron en seguir otro plan. Los vi bajar su bandera, acercarse a esa firme compañía cristiana, y hacerles proposiciones. Al principio, sus ofertas fueron rechazadas de plano. Entonces, vi al grupo cristiano consultando. Algunos dijeron que bajarían el estandarte, que aceptarían las proposiciones y salvarían sus vidas, y al final, cobrarían fuerzas para enarbolar su bandera en medio de esos idólatras paganos. Pero algunos no estaban dispuestos a acceder a ese plan, sino que escogieron firmemente morir sosteniendo su bandera, antes que arriarla. Entonces vi a muchos de entre esa compañía cristiana arriar el estandarte y unirse con los paganos; mientras que los que eran firmes y fieles la recogieron y volvieron a enarbolarla. Vi individuos abandonando constantemente la compañía de los que llevaban la bandera pura, y uniéndose con los idólatras, y éstos se juntaron bajo la bandera negra para perseguir a los que estaban llevando el estandarte blanco, y muchos fueron muertos; sin embargo, la bandera blanca fue mantenida en alto, y se levantaron individuos para reunirse en derredor de ella.
Los judíos, quienes fueron los primeros en despertar la ira de los paganos en contra de Jesús, no habrían de escapar. En la sala del tribunal, mientras Pilato vacilaba en condenar a Jesús, los enfurecidos judíos habían clamado: "Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos". La raza judía experimentó el cumplimiento de esa terrible maldición que ellos se atrajeron sobre sí mismos. Los paganos y aquellos que se llamaban cristianos eran igualmente sus enemigos. Los profesos cristianos, en su celo por la cruz de Cristo, porque los judíos habían crucificado a Jesús, pensaron que mientras más sufrimiento pudieran ocasionarles, mucho más agradarían a Dios; y muchos de esos judíos incrédulos fueron muertos, mientras que otros fueron empujados de lugar en lugar, y sufrieron casi toda clase de castigos.
La sangre de Cristo y de los discípulos, a quienes habían dado muerte, estaba sobre ellos, y fueron visitados con terribles juicios. La maldición de Dios los seguía, y eran un refrán y un objeto de oprobio entre los paganos y entre los cristianos. Eran evitados, despreciados y detestados, como si la marca de Caín estuviera sobre ellos. Sin embargo, vi que Dios preservó milagrosamente a esa raza, y los había dispersado por todo el mundo, para que fuesen considerados como un pueblo visitado de manera señalada por una maldición de Dios. Vi que Dios había abandonado a los judíos como nación; no obstante hay una porción de ellos que será capacitada para arrancar el velo de sus corazones. Todavía algunos verán que la profecía acerca de ellos se ha cumplido, y recibirán a Jesús como el Salvador del mundo, y se darán cuenta del gran pecado de su nación al rechazar a Jesús, y crucificarlo. Miembros individuales del pueblo judío se convertirán; pero, como nación, han sido abandonados por Dios para siempre. Miembros individuales del pueblo judío se convertirán; pero, como nación, han sido abandonados por Dios para siempre.

Favor hacer referencia a enciclopedia: "La Reforma" y "El Inquisición".

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